jueves, 19 de enero de 2012

MANUEL SACRISTÁN "¿QUÉ ES UNA CONCEPCIÓN DEL MUNDO?"

LECTURA 2


Sacristán: “Una concepción del mundo no es un saber, no es un conocimiento… Es una serie de principios que dan razón a la conducta de un  sujeto, a veces sin que éste lo formule de un modo explícito".   Esta es la explicación de la concepción del mundo mas comúnmente aceptada y coherente.
Aceptada por ser  la más extendida entre las personas,  y coherente por ser la más comprendida por el hombre de cara a la cuestión de  su existencia en el mundo.

Normalmente los principios, de los que habla Sacristán, están reflejados en la cultura de una sociedad, la cual contiene una formulación explícita de la  concepción del mundo.  Sin embargo, la existencia de ésta no permite averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa  sociedad. El dilema o problema,  planteado por el AntiDüring, es por tanto, aclarar la función que desempeñe  la concepción del mundo sobre el conocimiento científico-positivo, como requisito imprescindible para la completa comprensión de las formaciones culturales. Es decir,  cómo en virtud del papel que desempeñe  la explicación científica  de  una determinada  concepción del mundo, esta podrá influir en la definición de una sociedad y  en la correspondiente  formación de Cultura.

El conocimiento positivo, defiende  la concepción acorde al conocimiento científico, que  construirá  cultura al paso de la investigación, a la vez que  hará  de guía e inspiración.
Un científico que pretenda no estar sujeto a ninguna  concepción, corre el peligro de caer inadvertidamente bajo el influjo de la dominante en su sociedad.

Frente a esta  concepción científico-positiva surge la concepción Marxista del mundo, también conocida como "concepción materialista y dialéctica del mundo", por ser  esos puntos, los principios y pilares  sobre los que descansa dicha concepción.
Según la concepción Marxista del mundo, las causas de un fenómeno deben buscarse en otros fenómenos, y siempre debe explicarse por sí mismo y no por medio de entes ajenos o superiores.

La tarea de la dialéctica marxista se centra en  recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos de los que disponemos tras el análisis reductivo.
En definitiva, estructurando de manera distinta los datos, entender no solo lo general si no también lo particular, las concreciones o totalidades  que, en último término, no son sino los individuos, y cada una de las formaciones históricas.

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